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Blog sobre los dibujos del dibujante canario Álvaro Manzanero.

lunes, mayo 04, 2009

La vida en un pueblo.


Ya he vuelto de la isla que me ha robado el corazón. Sé que es una frase muy cursi, pero no se me ocurre otra para describir lo sentido.
Siempre quise saber cómo era la vida en un pueblo. En un principio me costó adaptarme y me parecía que los días transcurrían idénticos. En los tres primeros días me conocí todas sus calles, aunque no sus caminos ni sus rincones. Ciertamente, Los llanos de Aridane no es un pueblo pequeño, es un pueblo de 20.000 habitantes, lo que no está nada mal. La plaza suele estar animadísima de 8 am a 9 pm. Puedes incluso salir de marcha los fines de semana por...¿3 bares con música?
Poco a poco las cosas cambiaron. Empecé a sentir que aquel lugar estaba hecho a la medida del ser humano, que apenas hacía falta más para colmarme. Por las tardes me hacía un paseo de casi dos horas, y durante los primeros 15 días no repetí ninguna ruta. Los llanos está situado es una encrucijada de caminos, y desde allí puedes partir al sur, a Fuencaliente, al norte, a Tijarafe, al centro, a la Caldera de Taburiente, y hacia la costa, a cualquiera de las playas que la jalonan. Ya sea a comer pescadito, como a bañarte. Todo cerca. Todo a tiro de piedra. Para pocas gestiones habrás de desplazarte a la capital, Santa Cruz de la Palma.
La isla apenas está construida ( no en el modo agresivo de las dos capitalinas) y muchas de sus edificaciones son casas rústicas con tejado de teja y cerramientos de madera. La vegetación es absolutamente exuberante y no para de provocar el asombro y de llenar todo hueco que se tercie. Ciertas zonas- La caldera, la ruta de los volcanes, muchos barrancos y nacientes- son totalmente impresionantes. Para no pronunciar palabra o echar el lagrimón.
Los fines de semana me las pateaba, solo o acompañado, y no pude ser más feliz. Encima hice buenos amigos y conocidos, yo que suspicaz, miraba antes de pisar la isla a sus habitantes como locos. Buena gente, pero locos. Nada más falso. Gente exquisita, amable, educada y con curiosidad. Por lo general, claro.
Por supuesto que la isla tiene sus limitaciones, pero no las reseñaré aquí. Son pocas y sorteables. ¿Me cansaría de vivir allí un año o dos? Ahora no lo sé, y sin saberlo se me antoja improbabilísimo. El año que viene empiezo el curso de funcionario en prácticas, y de las siete islas esta será la tercera o la segunda que pediré en el orden de prioridades. Creo que con eso queda todo dicho.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Bueno quiero sentirme como uno de esos nuevos conocidos que acompañaron a Álvaro en su experiencia en La Palma.
Después de 15 años en Tenerife (isla que adoro) que incluyen parte de mi infancia, mi adolescencia y buena parte de mi juventud, regresé a este trocito de tierra que Álvaro ha descrito y cuyos encantos también me han seducido.
Bueno La Caldera es un sitio muy especial, copartirlo contigo una maravilla. Seguro que estés donde estés sabrás buscarle los colores a lo que te rodea.
Vendrán muchas cosas.., aquí ya sabes que tienes un sitio...
Un abrazo
Richard

11:54 p. m.

 

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