Madrid en verano.

Al comienzo del viaje recalamos en Madrid. Llevaba mucho tiempo aterrizando en Barcelona-conciertos, amigos, librerías de cómic- y la tenía olvidada. Me encantó como nunca. Cutre, calurosa, variopinta, modernilla. Este era el camarero de una terraza en Malasaña.

Por cierto, aquí están las fotos, tanto de este viaje como del de carnavales a Amsterdam. Es una maravillosa manera de verlas, en contraste con el plomazo que solía ser hace unos pocos años ir a casa de los amigos que habían viajado a soportar sus cientos de carretes: Si te aburres puedes dejarlo en cualquier momento, que nadie se sentirá ofendido.