En el café Aleluya.

Auckland es una inmensa ciudad sin demasiado que ofrecer, al contrario que Wellington. Por supuesto, el 100% de nada es malo (ni bueno), así que tiene una especie de galería comercial-St. Kevins Arcade-donde se suceden tiendas alucinantes:de ropa de segunda mano, de objetos y muebles retro, de masajes y al fondo, junto a una preciosa cristalera de lunas inmensas, este café. Frente a ese fondo debatían, felices, estos dos.

Maorí a contraluz.

Recuerdos de una mañana en un café. A través de su luna de cristal se veía a este maorí a contraluz. Saqué mi rotulador de punta pincel y...ahí quedó, como un remedo malo de los grandes.

The mother.

Esta señora viajaba en el barco que cruza el estrecho de Cook, desde la isla sur, en la ciudad de Picton a la capital Wellington, en la isla norte. Estaba haciendo unos extraños drapeados. Cuando me pilló, confesó que se trataban de adornos para cojines, y me dio una tarjeta en la que se presentaba como "Textile artist". Su sobrenombre: "the mother", todo un hito en pseudónimos que más que aparentar la calidez tradicional y hogareña, parece el perfecto apelativo para un personaje de película de terror, cuchillo en mano.

En el camping de Te Anau.

Lo prometido es deuda. Esta es la subida de hoy. Orientales en el camping de Te Anau, cerca del Milford Sound, un estrecho que conduce al mar de Tasmania.
Una vez que llegábamos a un camping, lo primero que mirábamos era la cocina- si tenía calderos, cubiertos, etc, si era limpia-y yo, particularmente, la sala de estar/comedor.Si era acogedora, y sobre todo, si sería punto de oteo ideal para dibujar una vez que oscureciera (y allí lo hacía a las 17:30h).También tasaba a los inquilinos una vez entraban allí. ¿Eran lo suficientemente pintorescos para ser dibujados? ¿Tenían algún rasgo sabroso?
Este camping poseía todos los requisitos para ambos. No recuerdo otro igual. Me dieron las 11 pm allí dibujando aquella noche.

De regreso de las antípodas.

Aún sufro el jet-lag. Es algo muy desagradable ver según te acercas al oeste del globo cómo las noches son de tres horas, luego de cinco, y no sabes si dormir, desayunar, cenar...Después de 41 horas llegamos a casa el domingo por la noche.
Ahí pongo esa acuarela que dibujé en una escala técnica de un punto a otro de la isla sur de NZ, sacando la silla plegable que habíamos alquilado como extra de la autocaravana. No he parado de dibujar. Prometo actualizar diariamente hasta que se agoten las existencias.
Y aquí la imagen mediada con una lente.