La plaza Farray.

La plaza Farray da para mucho. Si empiezas una conversación con un amigo sentado en la mesa de una de sus terrazas, puedes tener la seguridad de que no la acabarás con él. Todos querrán tener que ver en la conversación: los vecinos de mesa, la anciana que vende los buhitos de cerámica, el borracho que pasaba por allí a ver si colaba una copa gratis.

 

 

En esta ocasión un tipo muy desagradable tenía una discusión con su medio-pareja-apaño. Más desagradable aún.
Soy especialmente fan del dibu de la segunda imagen, en la que el perro se adecua tan cómodamente al regazo de su ama.
Y también del último, en el que un rabino que nunca existió quiere salir de la plaza Farray por mi izquierda.

Salida en falso de la ARC 2012.

El domingo tenía que haber salido del muelle deportivo de Las Palmas la Atlantic Rally for Cruisers, con 230 veleros rumbo al Caribe. Se presagiaba temporal y sólo salieron unos pocos barcos de una determinada categoría, dejando al resto para mañana martes.
Pero a mí me daba igual, a mí sólo me importaba la cantidad de noveleros que se apiñaban en la avenida marítima, toda una mina de posturas y personajes a mi disposición.

Gente de mala suerte.

Me he comido por primera vez el suelo con la bicicleta. He volado por los aires. No hace falta ir a morir para ver pasar toda tu vida por delante en cámara rápida, sólo creerlo. Tuve que ir a urgencias para ver si me había roto una costilla. Las pruebas dicen que no; yo aún tengo mis dudas. Nada menos fiable que un médico. Estoy postrado en casa por orden de la galena y cada uno de mis movimientos genera en mí  la onomatopeya "ouch".
Pero no hay mal que por bien no venga. La sala de espera de Urgencias era una mina. Este es el aspecto que tiene una hoja mía de bocetos del natural , sin borrado y ajuste de las imágenes mediante Photoshop (ese programa que la gente que no ha utilizado piensa que sólo sirve para quitar las arrugas de la cara de la gente, cual L'oréal). No hay plan previo, no hay boceto, todas las figuras se solapan fantasmalmente. Es sólo un divertimento, a veces un aprendizaje. ¡Hay que ver lo que ganan las imágenes cuando se les añade texto! Les confiere un aspecto, un empaque totalmente diferente, o será mi formación tebeística...

 

Dios, vaya texto sin orden ni concierto, pero así se queda.