Cuando la línea se suelta...

Cuando la línea se suelta, es que agua lleva. En el primer dibujo, realizado en el Canalla de Vegueta, traté de evidenciar el dibujo y soltarme más. Mejor la caligrafía que la imitación. Creo que se me fue la mano.
En el segundo Rebeca, la camarera loca del Emmax, atiende una mesa de la terraza. Cuando lo vio se quejó, aludiendo a que le faltaba culo y sobraba barriga. En mi descargo aduje que se trataba de la arruga del mandil.

El sonotone y una aparición.

Cosecha de hace unas semanas: un jubilado habla en una plaza de Las Palmas sobre su falta de costumbre con su recién adquirido audífono y comenta que para un amigo era la mar de cómodo; bajaba el volumen y la gente dejaba de darle la brasa.
Debajo surge de mi cabeza, tirando de un simple peinado que acababa de pasar a mi lado, el resto de una rubia.

Emmax.

Uno de los mejores "caladeros" es el Emmax, un restaurante alemán que se plaga de guiris.
Últimamente tengo tendencia a regalar los dibujos, el pago es la reacción de la "víctima" al saberse retratada. Debí de haber sido cicerone, me fascina comunicarme en inglés con distintas nacionalidades.
Otra muy buena recompensa es la cara de un niño absorto en mi trazo. Si supiera que a mí, como a Picasso, hay muchas ocasiones en que me gustaría dibujar como él.